El Quiste Energético y la Liberación Somato-Emocional
Vamos a hablar de algo diferente: el Quiste Energético y la Liberación Somato-Emocional. Puede que para muchos sea algo conocido, otros no lo habrán oído nunca pero quizás eso de "Quiste Energético" les suene como algo familiar, algo que han tenido siempre.
El Quiste Energético es de lo primero que hay que hablar para poder entender lo que es la Liberación Somato-Emocional. Imagínese un hipotético paciente que va a
Su consulta para un masaje; nada más verle le llama la atención su manera de andar: agachado, mirando al suelo, triste, con Las manos en los bolsillos. Esa misma persona dos días después, puede que le vea con un comportamiento totalmente distinto:sonriente, andando con el cuerpo recto y los hombros hacia atrás, con un ritmo de caminar más animado; ahora su imagen es la de alguien más abierto y extrovertido, y va a la consulta igualmente a darse un masaje. Son dos tipos diferentes de presentación que podemos ver en la consulta diario, y seguro que no les tratamos de Igual manera. Hay algo que no es sólo la postura, todo eso está teñido o marcado casi siempre por algo que se llama "emociones".
Las emociones son patrimonio del ser humano sabemos que sentimos. Hay un abanico de emociones, desde agradables que nos hacen felices, que nos hacen vibrar, que nos hacen sentir algo positivo, hasta emociones desagradables que nos hunden, que incluso no nos permiten ya ni sentir, que nos ponen bajo tierra y nos deprimen y estas emociones pueden afectar físicamente determinados órganos y determinada manera de actuar. Somos porteadores de emociones, desde que nacemos hasta que morimos; esas emociones las llevamos con nosotros, viven "en" nosotros, no están fuera de nuestro cuerpo, no viven aisladas, viven en mí y además marcan mi actitud ante la vida no sólo en el plano emocional sino también a nivel físico. Cada emoción nos va a marcar una determinada actitud y un determinado comportamiento físico.
Entonces, somos como esos percheros que van de un sitio a otro, de un almacén a otro; nosotros vamos a casa, al trabajo, a comprar, dormimos, vemos a un amigo; estamos constantemente integrando emociones, recibiendo impulsos negativos y positivos, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, en forma de emociones.
Por ejemplo: si el portero de mi casa todas las mañanas me saluda sonriente y hoy ni siquiera me ha mirado y se ha dado la vuelta, yo eso lo puedo interpretar de mil maneras diferentes; dependiendo de cual sea en ese momento mi manera de estar, voy a integrar eso de mejor o peor manera; voy a decir "¡va!, no tiene importancia, estará mal o no me habrá visto"; o podré decir: "¿qué le pasará?, ¿le habrá sentado mal algo que le he dicho?", y puedo empezar a vivir ese hecho de una u otra manera.
Todo eso depende en parte de nosotros y en parte del estímulo. Por lo tanto, nosotros necesitamos hacer algo con esas emociones, y ¿qué hacemos? Pues como ese perchero: las cambiamos, las ponemos, las quitamos. Cuando comunicamos a otra persona una emoción en ese momento hacemos una transferencia o intercambio y automáticamente algo cambia; y eso lo hacen otras personas con nosotros, en nuestra vida, con nuestros hijos, etc.; estamos constantemente intercambiando emociones.
De este modo intentamos mantener el perchero en equilibrio; pero hay emociones que pasan de un cierto umbral, emociones que no somos capaces de contar a cualquiera o emociones que no somos capaces de entender: "¿por qué me ha pasado esto a mí?", "¿por qué me han dicho esto?", "¿por qué me han hecho esto?".
A partir de ahí, al no ser capaz de compartir, transferir o transformar esa percha, me la voy quedar conmigo, y eso es un peso adicional. Es algo que está en nosotros, en nuestra consciencia y en nuestros tejidos, en nosotros, vive con nosotros. Así vamos guardando emociones a lo largo de toda nuestra vida; las positivas nos gustan, nos acercamos a ellas, nos hacen crecer, nos dan luz y esperanza, nos estimulan. Y las emociones negativas nos marcan de alguna manera y también nos sirven por supuesto para aprender y evolucionar aunque no siempre seamos capaces de entender el mensaje que hay detrás de una determinada actuación, de una determinada vivencia, y lo guardamos de una manera patológica.
Esa emoción puede ir acompañada de un trauma físico; estamos llegando ya a una emoción límite donde, por ejemplo, yo soy agredido por alguien, insultado, violentado porque me han querido robar o han querido violar a mi novia; es algo que se sale de lo normal, que crea un shock; y dependiendo de cómo yo esté en ese momento, ese shock lo integraré de una determinada manera.
Si estoy tranquilo y alguien me da un susto notaré que mi estómago se encoge, la mandíbula se contrae, se me acelera el corazón; el cuerpo se comporta de un modo ante determinados estímulos. Nadie está libre de esto.
El problema de las emociones es que no siempre son fáciles de entender; una emoción puede ser algo que me haga daño, un estímulo externo que me violenta de una manera física y/o emocional, y que yo no puedo entender o superar. Entonces no me atrevo a contárselo a nadie; a partir de ahí yo voy a modificar determinadas actitudes ante los demás y eso es lo que hacemos desde que nacemos.
Nacemos con un potencial humano y unas necesidades de expresar emociones; si yo siento que te quiero, lo normal es decirte: "te quiero"; pero, ¿qué ocurre si yo digo eso?; "a lo mejor piensa que quiero acostarme con ella", o "que quiero salir con ella" o "que..." etc. Entonces mejor no se lo digo, o le digo otra cosa, o mejor no digo nada y me lo guardo; a partir de ahí empezamos a ver que emociones y palabras no son algo que se lleven siempre bien.
También a veces sentimos rabia u odio por alguien y tampoco somos capaces de decírselo, eso es parte de nuestra educación, del vivir en sociedad, y en parte está bien porque no podemos ir insultando a todo el mundo cuando nos apetezca, pero una cosa si está clara: las palabras no definen bien las emociones y para cada uno una emoción determinada es algo distinto.
Ej.: el AMOR, para algunos es algo divino, algo lumínico, algo que estremece, algo que da calor, que te hace vivir. Para otros el AMOR es "quien bien te quiere te hará llorar", o cosas parecidas. Así que la definición de amor para cada uno es distinta, pero todos sabemos lo que nos gusta sentir: aquello que nos conforta, que nos da brillo, calor, alegría, que nos hace crecer, que nos hace sentirnos más humanos; por lo tanto, las emociones son muy difíciles de explicar con palabras, por lo tanto si esta charla se pudiera dar telepáticamente sería mucho mejor, porque ahí es donde muchas veces podemos expresarnos mejor, de esa manera, cuando nos expresamos a través de emociones y la mente está relajada y callada.
Pero cuando emociones y mente trabajan en conjunto, muchas veces aparecen las luchas, luchas que crean problemas de integración, una pelea interna que crea problemas emocionales. Por lo tanto, un Quiste Emocional puede ser aquello que tiene ese hombre que se ha enamorado de una chica pero que no ha sido capaz de decírselo nunca y ha estado siempre con ese sentimiento guardado.
Cuando aplicamos cualquier tipo de terapia, entramos en un contacto directo con una persona, no con una musculatura o una piel, contactamos a muchos más niveles; dependiendo de nuestra actitud se van a despertar ciertas emociones y es por eso que un paciente se pone a llorar, a reír, a recordar cosas del pasado cuando entramos en contacto con él.
Hablamos de que los tejidos tienen una MEMORIA, una capacidad de captar en sí mismos información. Cuando esa información el cuerpo no la puede "digerir", no la puede integrar, hace lo mismo que cuando recibe una bala, un perdigón o una piedra: lo aísla, lo encapsula; no es algo que el cuerpo pueda reciclar ni entender, es ajeno a él.
El perdigón que ha entrado en mi pierna no se disuelve ni pasa al torrente sanguíneo sino que es aislado mediante una barrera proteica que forma una película externa rodeando a ese "perdigón" porque el cuerpo no sabe qué hacer con él. Eso creará tensiones alrededor, lo que le supone al cuerpo un estrés. Y a nivel emocional ocurre igual.
En un momento crítico en el que yo estoy muy sensible, si recibo una emoción fuerte, puede que mis tejidos que están "grabando" se contraigan. Por ejemplo: mi diafragma se queda contraído, y al cabo del tiempo empiezo a tener problemas respiratorios, un problema digestivo o un dolor lumbar por una tensión diafragmática a partir de una emoción. Un diafragma se altera casi siempre por las emociones porque es el músculo de la respiración; dependiendo de cómo respiramos, ese diafragma estará más o menos relajado, así que tiene mucho que ver con nuestras emociones. Igual pasa con todos nuestros tejidos. Y cuando hay algo que nos han dicho que no podemos tragar, sentimos realmente esa sensación a nivel de la garganta; eso se puede somatizar y al cabo del tiempo se nos ha olvidado qué era aquello que yo no podía tragar y se ha convertido en una faringitis crónica, en un problema de tiroides o en un dolor cervical. Y ese paciente va a nuestra consulta y recibe masaje, se le trabaja a nivel tisular, pero hay algo más, algo más profundo donde todavía no hemos llegado.
Lo importante es que nos quedemos con la idea de que hay algo más, otros factores a tener en cuenta, eso es lo importante. Simplemente quiero daros un entendimiento clara de que somos un TODO, una totalidad, y cuando trabajamos en un área estamos influyendo en las demás. Si una persona tiene un problema emocional, si se le ha dicho que no vale nada desde que nació, y va a un psicólogo y este le hace sentir de otra manera, también va a cambiar su actitud corporal y otras muchas cosas; quizás ciertos dolores se vayan también.
Centrándonos en el Quiste Energético, su definición sería: "la somatización de esa emoción que se ha quedado grabada en nosotros, en alguna parte de nuestro cuerpo, y esa emoción nos está creando un peso, está siendo algo que el cuerpo no puede integrar, no puede digerir". Y quizás como el cuerpo por sí mismo no ha podido liberarlo, nosotros le podemos ayudar.
Podemos decir que un Quiste Energético se crea porque:
* La cantidad de energía que ha entrado ha sido demasiado alta. Ha sido un trauma (físico y/o emocional) demasiado fuerte y el cuerpo no ha podido dispersarlo.
* Ciertos estados emocionales hacen a la persona más propensa a somatizar Quistes Energéticos.
* El tiempo a menudo juega a favor del Quiste Energético porque si el cuerpo no ha podido liberarlo lo encapsulará como si fuera una cebolla, rodeándolo de múltiples capas, guardándolo muy bien en el cuerpo.
Normalmente liberamos Quistes Energéticos de una manera espontánea cuando recordamos algo y nos ponemos llorar o a reír y finalmente entendemos ese algo. Y hay otras maneras de buscar un Quiste Energético y ayudar al cuerpo a liberarlo
Vamos a poner un ejemplo de Quiste Energético: una mujer que baja por unas escaleras y se resbala por ellas; esa mujer iba preocupada y corría a socorrer a alguien cuando se cayó. No es lo mismo caerse así que si esta misma mujer va pensada en algo alegre y positivo. En el primer caso todo su cuerpo estaba ya en una tensión física y emocional porque le habían dicho que un familiar suyo estaba a punto de morirse por un accidente. Todo su sistema nervioso y su sistema hormonal estaban disparados y todo sistema músculo-esquelético estaba en tensión para ir a socorrer a alguien. Si en ese momento sufre un impacto o trauma, el cuerpo no puede dispersarlo de la misma manera que si esa persona se encontrara en un estado normal de relajación porque le estamos pidiendo demasiado al cuerpo en ese momento. Ya había una tensión inicial y añadimos otra tensión accesoria, lo que hace posible que este trauma tienda a somatizarse porque hay un componente emocional unido al trauma físico.
Ese golpe por las escaleras va a ser rodando por varios escalones y eso va a crear una serie de entradas de vectores de fuerza; cuando algo impacta contra un cuerpo hay una entrada de energía que se propaga en línea recta desde ese punto de entrada. La entrada de energía depende directamente de la velocidad, de la fuerza del impacto y de la densidad de los tejidos que debe atravesar. Como la postura de la mujer va cambiando conforme va rodando por los escalones, irán entrando diferentes vectores que crearán una tensión en un área local determinada; eso será un Quiste Energético.
Un Quiste Energético no tiene por qué encontrarse exclusivamente en la zona del traumatismo sino que puede almacenarse en cualquier punto en la línea de ese vector cuya energía no ha podido salir.
Nosotros podemos sentir y valorar un Quiste Energético, y no siempre coincide con la zona del dolor. Imaginaos que entráis con los ojos cerrados a una habitación donde os han dicho que hay una chimenea encendida. Ese foco de calor lo podemos sentir sin verlo y siguiendo su onda expansiva calorífica nos podemos acercar justo a donde está la chimenea. Igualmente, un Quiste Energético vibra en una determinada frecuencia, emite unas ondas de energía (generalmente calor) de una forma excéntrica, como cuando tiramos una piedra en un estanque. Por lo tanto, desde cualquier parte del cuerpo podemos localizar un Quiste Energético sintiendo las ondas de energía que emite, ej.: desde las piernas, desde los brazos, la cabeza, etc.
¿Cómo se liberan esas emociones?
En la Cirugìa Astral no es el terapeuta el que le dice al paciente lo que tiene que hacer. Es el paciente el que nos dice lo que está pasando, por qué pasó, y cómo lo va a solucionar. Nosotros le asistimos y apoyamos actuando con tecnicas energeticas para retirar estos quistes emocionales-energeticos de su campo aurico.
¿Cómo puede ocurrir todo esto? Si los tejidos son capaces de enquistar unas determinadas emociones, quizás en el momento en el que yo hago un contacto profundo con el paciente, esa emoción pueda manifestarse y el paciente pueda recordar o no, aquello que le ocurrió, por ejemplo: aquello que le dijo tal persona, aquella bofetada injustificada que le dio su padre cuando tenía dos años y que nunca entendió, guardando aquello de una manera traumática.
Sólo se puede conseguir esto desde un contacto profundo, desde el amor incondicional que el terapeuta tiene que poner, y eso consiste simplemente en RESPETAR. Desconocemos lo que el paciente va a liberar, tan sólo sé que debo darle el "colchón" que le haga sentirse seguro para que pueda exteriorizar aquello que no ha sido capaz de sacar nunca.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario